Trastornos del pie y la marcha
Pueden existir anomalías en la forma de caminar: patrones inusuales e incontrolables al andar que generalmente se deben a enfermedades o lesiones en las piernas, los pies, el cerebro, la médula espinal o el oído interno.
El patrón de la forma como una persona camina se denomina marcha. Muchos de los diferentes tipos de anomalías de la marcha ocurren sin el control de la persona. La mayoría, pero no todos, se deben a alguna afección física.
Algunas anomalías de la marcha se conocen por su nombre:
- Marcha festinante: una postura rígida y encorvada con la cabeza y el cuello inclinados hacia adelante.
- Marcha en tijeras: piernas ligeramente flexionadas a la altura de las caderas y las rodillas, como acuclillarse, con las rodillas y las piernas golpeándose o cruzándose en movimiento similar a tijeras.
- Marcha espástica: caminar rígido con pies en arrastre causado por la contracción muscular prolongada en un lado.
- Marcha en estepaje: caída del pie que cuelga con los dedos apuntando hacia abajo y provocando que estos raspen el piso al caminar, lo cual requiere que la persona levante la pierna más alto de lo normal al caminar.
- Marcha de pato: caminar similar a un pato que puede presentarse en la niñez o posteriormente en la vida.
El tratamiento de la causa generalmente mejora la marcha. Por ejemplo, las anomalías de la marcha ocasionadas por trauma a una parte de la pierna mejorarán a medida que la pierna sana.
La fisioterapia casi siempre ayuda con los trastornos de la marcha a corto y a largo plazo. La fisioterapia mejorará los rangos de movilidad articular (si es que están limitados) y disminuirá los posibles acortamientos/desequilibrios musculares derivados de una mala pisada y por tanto reducirá el riesgo de caídas y otras lesiones.
Los dispositivos ortopédicos en las piernas y las férulas en los zapatos pueden ayudar a mantener el pie en una correcta posición para poder ponerse de pie y caminar.