Tratamiento de roturas fibrilares
La rotura fibrilar es una lesión frecuente en la práctica deportiva pero también tras un esfuerzo brusco cuando la persona lleva una vida sedentaria. Consiste en la rotura de más o menos fibras de las que configuran el músculo. Su gravedad dependerá del músculo y el número de fibras que se han roto –leve, moderado o grave–, lo que determinará también el tiempo necesario para la recuperación – 8-10 días, 2-3 semanas o más de tres semanas, respectivamente–.
La rotura fibrilar se suele producir por una elongación excesiva del músculo, por una contracción muy brusca o por un esfuerzo que supera su capacidad. Afecta de forma más habitual a las piernas como consecuencia de gestos explosivos y cambios bruscos de velocidad, siendo los músculos más frecuentemente afectados los gemelos, el sóleo, los isquiotibiales, los aductores y el recto anterior del cuádriceps.
Los síntomas son fácilmente reconocibles: Dolor repentino e intenso. Hematoma causado por la rotura de vasos sanguíneos adyacentes. En los casos más graves puede producirse un bloqueo del movimiento a causa de la contracción de los músculos adyacentes.
Para el tratamiento de esta patología normalmente utilizamos calor, masoterapia/drenaje linfático, electroanalgesia, ultrasonidos, estiramientos suave y posteriormente realizaremos ejercicios propioceptivos y fortalecimiento de la musculatura afectada. La mejor manera de prevenir la rotura fibrilar es calentar adecuadamente cada vez que se vaya a practicar ejercicio, sea éste del tipo que sea.