Tratamiento de esguinces ligamentarios

Por esguince nos referimos a una lesión que afecta a los ligamentos, que son las estructuras que fijan los segmentos óseos de una articulación para limitar y dirigir su movimiento. Son lesiones que cursan con sobre-estiramiento o rotura (parcial o completa) de las fibras que forman uno o varios ligamentos. Así un esguince se puede producir prácticamente en cualquier articulación, aunque los que más nos suenan sean en rodilla o tobillo. El mecanismo de producción suele deberse a un movimiento que va más allá del arco normal de movilidad de la articulación.

Los esguinces se pueden clasificar en función del número ligamentos de la articulación que se vean afectados, pero la forma más habitual de clasificarlos es en función de la gravedad de la lesión:

  • Grado I: El ligamento se sobreestira, pero no llegan a romperse fibras, o se rompen muy pocas, de forma casi inapreciable, aunque cursa con dolor, dificultad al apoyo y ligera inflamación.
  • Grado II: Rotura parcial de fibras del ligamento. Dificultad al apoyo, dolor y posible inflamación y hematoma.
  • Grado III: Rotura completa de fibras del ligamento. Posible inflamación y hematoma. Al haberse roto todas las fibras, suele ocurrir que el dolor no sea el síntoma más característico en este tipo de esguinces.

El tratamiento para esta patología al comienzo será analgésico con: electroanalgesia, masoterapia/cyriax, ultras0nidos; una vez el dolor y la inflamación se vayan aliviando, habrá que hacer un entrenamiento con ejercicios propioceptivos y un reacondicionamiento muscular, siendo el objetivo preparar la zona para que responda a estímulos similares a los que produjeron la lesión, haciendo que el cuerpo sepa responder por sí solo para minimizar el riesgo de lesión.