Independientemente de que el tratamiento haya sido quirúrgico o conservador, se trate de una fractura o luxación, la inmovilidad trae consigo una serie de alteraciones.
Dependiendo del periodo de inmovilización existirá una atrofia muscular, se estima que por cada día de inmovilización se pierde de un 1% al 6% en fuerza muscular. Si se lleva una escayola durante 4-6 semanas se pierde entre un 30% y un 60% de fuerza. Como consecuencia directa de esta pérdida muscular se pierden fibras y proteínas musculares, se reducen las enzimas musculares y la capilarización.
También se produce una alteración de la coordinación entre agonistas y antagonistas y de las distintas sinergias, e incluso tener dificultad para la contracción de determinados músculos o grupos musculares.
El tejido cartilaginosos también se ve afectado, la elasticidad y el grosor del cartílago disminuyen.
En los tendones se alteran la orientación de la estructura del colágeno y fibrosa y se crea una disminución de los vasos.
En el corazón y los pulmones también hay consecuencias, disminuyen los niveles de capacidad cardiorespiratoria.
La fase de inmovilización se inicia, generalmente, a las 24 horas de la instauración de la inmovilización, haya sido ésta conservadora o quirúrgica. El período de tiempo de esta fase variará en función de la gravedad de los tejidos dañados, su localización y la técnica ortopédica empleada